lunes, 15 de abril de 2013

SOBERANÍA ALIMENTARIA DESDE LAS MUJERES MAYAS.

Por Carmen Reina, Directora del IDR

Durante el mes de marzo la Dirección del IDR fue invitada a comentar la Investigación realizada por el Movimiento de Mujeres Indígenas Tzununijá sobre la Soberanía Alimentaria desde las Mujeres Mayas.  El documento presenta varios elementos valiosos y una propuesta importante que podría ser considerada desde las políticas públicas para impulsar procesos sostenibles y con pertinencia cultural desde las mujeres indígenas para combatir el flagelo del hambre y a la vez, profundiza en un concepto de Soberanía Alimentaria. Este se define como: "“El derecho de los pueblos a alimentos nutritivos y culturalmente adecuados, accesibles, producidos de forma sustentable y ecológica, y el derecho a decidir su propio sistema alimentario y productivo. Sitúa a aquellos que producen, distribuyen y consumen alimentos en el corazón de los sistemas y políticas alimentarias, por encima de las exigencias de los mercados y de las empresas. Defiende los intereses e incluye a las futuras generaciones. Ofrece una estrategia para resistir y desmantelar el comercio libre y corporativo y el régimen alimentario actual, para encauzar los sistemas alimentarios, agrícolas, pastoriles y de pesca hacia su gestión por productores y productoras locales”

En el estudio, se aborda un recorrido histórico sobre las diferentes políticas públicas que el Estado de Guatemala ha impulsado para impulsar la seguridad alimentaria hasta la actualidad. De igual manera, se plantea una reflexión crítica hacia el programa actual de Hambre Cero, en el sentido siguiente:  "En la actualidad la operativización del Plan Hambre Cero, ha seguido con el mismo enfoque, siguen siendo asistencialistas, sin resolver los problemas estructurales. En estos programas las mujeres han sido vistas como objetas y no sujetas de derechos, dado las responsabilidades que se les asigna, que  resultan ser una carga más para ellas, y que las ha llevado a conflictos con sus parejas, con los grupos comunitarios; y que además esos programas están politizados, el manejo clientelar y partidario ha sido una denuncia constante, quienes manejan las listas de usuarios son los diputados, alcaldes, y no benefician a la población con mayores necesidades. (Encuentro de análisis y debate de las mujeres Q´eqchi,  Pocomchi, realizado en  Cobán Alta Verapaz, marzo 2012)."

El planteamiento de las mujeres de Tzununijá se basa en recuperar el sentido y las prácticas ancestrales de la producción agroecológica desde los pueblos y revalorizar desde la cultura y la cosmovisión el papel de las mujeres como las guardianas de las semillas, de la medicina natural y de muchas de las prácticas.  Uno de los retos que se plantearon fue los obstáculos y desafíos que las mujeres afrontan en el tema de la falta de propiedad y acceso a tierras, a asesoría técnica y créditos para la producción.  De igual manera, las afecciones por los proyectos extractivos que se impulsan, el agronegocio, el racismo y la violencia contra las mujeres.

Es necesario un rescate de la sabiduría comunitaria y de las mujeres en todo el ciclo productivo del ecosistema en la biodiversidad, tal como se menciona en el estudio: "El maíz, es el principal alimento de los pueblos indígenas, la producción de maíz se siembra cuando caen las primeras lluvias; en algunos lugares se siembran en febrero, en las tierras que han conservado la humedad, y en mayo en la tierra seca cuando haya caído la lluvia. La semilla nativa y los colores son: blanco, amarillo, rojo, negro, pinto. Su consumo puede ser en atoles, -atol blanco, de elote, elote con frijol, elote tierno con frijol, tamalitos, tortillas. Entre las siembras del maíz, se acostumbran sembrar frijol, haba, ayote, güicoy o chilacayote entre otras siembras. (Encuentro de análisis y debate realizado con  mujeres Mam de Tajumulco, Comitancillo, San miguel Ixtahuacan del departamento de San Marcos, febrero 2012).

De los otros cultivos que se siembra son las hierbas, diversas según la región, el clima y la calidad de la tierra, entre ellas están: Bledo, hierba Mora, Apazote, Chipilín, Quixtan, Mostaza que son alimentos de consumo diario, pero también tienen la función de curar o mejorar la salud. En el caso de la hierba Mora, además de alimentar, ayuda a controlar los nervios, cicatrizar heridas y fortalecer la sangre. El Bledo, ayuda a curar la anemia, se cose a vapor, consumirlo para el rendimiento del cerebro y fortalecer la sangre; la Mostaza, ayuda a controlar el sistema nervioso; el Apazote, además de sazonar la comida, se usa para desparasitar y controlar problemas estomacales porque tiene propiedad antibiótica."

El documento es rico en el rescate del papel protagónico de las mujeres en la produccion de alimentos, medicina, en la reproducción de las prácticas culturales y de la vida de los pueblos.  Así ellas son vistas como sujetas y no sólo como un complemento de la labor masculina.  

Se recomienda esta revalorización, la recuperación de la actoría de las mujeres y de la recuperación de las formas ancestrales de producción, intercambio, de consumo de alimentos sanos, el combate a la comida industrializada y chatarra, a los transgénicos.  

y el estudio finaliza con el siguiente planteamiento:

"Ante tal situación es necesario que las mujeres y los pueblos analicemos nuestro sistema de alimentación actual, identificar las propiedades nutricionales y el impacto que ha tenido en la salud de nuestras familias y pueblos. Así mismo es necesario recuperar y revalorizar nuestro sistema de alimentación propio como pueblos desde la soberanía alimentaría para que sea sostenible,  previniendo así la desnutrición.
Por lo anterior las mujeres mayas integrantes de Tz’ununija’ consideramos que la soberanía alimentaría es la única forma para que los pueblos combatan los altos niveles de inseguridad alimentaria, mediante la recuperación, revalorización y práctica de ella.
Por tanto exigimos al Estado de Guatemala que sean los pueblos, los que tengan poder de decisión y de acción  en las políticas y estrategias sustentables de producción, distribución y consumo de alimentos que garanticen el derecho a la alimentación desde la realidad y practicas  de cada pueblo."



 

lunes, 11 de marzo de 2013

A continuación les compartimos el Comunicado presentado hoy por la Campaña Guatemala Sin Hambre, de la cual el IDR es integrante:

DERECHO HUMANO A LA ALIMENTACIÓN UNA DEUDA DEL ESTADO CON LA NIÑEZ GUATEMALTECA


La Campaña GUATEMALA SIN HAMBRE ve con preocupación que desde el 17 de noviembre del año 2011 se plantearon 5 demandas por violación del Derecho Humano a la alimentación de niños y niñas de Camotan en contra del Estado de Guatemala por omisión las cuales hasta la fecha no han sido resueltas en el juzgado de niñez y adolescencia de Zacapa.   

Se llevaron a cabo las audiencias de conocimiento de hechos, sin embargo  establecieron más de 5 audiencias definitivas y suspendido varias,  sin  importar el esfuerzo que hacen las familias para llegar puntualmente al juzgado, y con todo esto han transcurrido 13 meses sin que el juez resuelva en forma definitiva la situación de las niñas y niños  lo cual resulta perjudicial dada la situación de salud y desnutrición que padecen.

El juez debe de actuar como garante de los derechos humanos de las personas, y está obligado a proteger en forma integral a la niñez situación que al retardar la sentencia de cada caso  como lo ha hecho no cumple con esa garantía. 

Desde el inicio del proceso se otorgaron las medidas cautelares para las familias, las cuales únicamente han sido  bolsas de alimentos que algunos meses les han llevado que no les alcanzan para comer dignamente, se piensa  que al entregar una bolsa de alimentos se está cumpliendo con la medida lo cual no es así porque estas se otorgan para eliminar la amenaza y detener la violación del derecho a la alimentación de forma inmediata; lo único que se entrego 112 días después de la presentación de la demandas  fueron algunos alimentos, a pesar que el juez decreto la violación de 5 derechos humanos más. 

No se debe continuar con programas millonarios que no resuelven el problema del hambre en las comunidades, se deben hacer cambios estructurales que la población necesita para erradicar el hambre y la desnutrición,  cumplir  con las leyes nacionales e internaciones que Guatemala a ratificado como el Pacto Internacional de los Derechos Económicos Sociales y culturales. (PIDESC), con lo cual el Estado no ha cumplido.

Exigimos:
Al Organismo Judicial la resolución inmediata de los casos 

A la Procuraduría General de la nación actuar acorde al interés superior del niño y la restitución de todos los derechos que se les han violado, ya que no se trata solamente de cinco niños si no de miles de niños que padecen hambre y mueren cada día porque no se cumplen sus derechos. 

Al organismo ejecutivo  la  reforma y elaboración de las políticas públicas para el cumplimiento de los Derechos Económicos Sociales y Culturales de toda la niñez de Guatemala.


Las  acciones gubernamentales  para combatir el hambre son paliativas, porque  no resuelven los problemas de fondo.

¡ALIMENTARNOS ES NUESTRO DERECHO EXIJAMOSLO!

lunes, 12 de noviembre de 2012


LA ALIMENTACIÓN ES UN DERECHO:

- Carmen Reina, Directora del IDR-

Cuando se observa la situación de Guatemala, en términos de la desigualdad, de los retos de los desafíos a los que la mitad de la población infantil se enfrenta, con desnutrición crónica, pensamos, ¿A qué nos referimos con el tema de la alimentación?  Bien, pues resulta que el alimento no debe ser enfocado como un privilegio, o una condición que dependa de las capacidades económicas de las personas.  La alimentación es un derecho humano, pues de esta es indispensable para la vida.

De acuerdo al Relator especial de Naciones Unidas sobre el derecho a la alimentación, este es “el derecho a tener acceso de manera regular, permanente y libre, sea directa, mediante compra en dinero, a una alimentación cuantitativa y cualitativamente adecuada y suficiente que corresponda a las tradiciones culturales de la población a la que pertenece el consumidor y que garantice una vida psíquica y física, individual y colectiva, libre de angustias, satisfactoria y digna”

En el sentido anterior, el derecho a la alimentación vincula tres elementos:

a) Ser adecuada y suficiente, en calidad, con equilibrio nutricional par satisfacer las necesidades fisiológicas humanas en su etapa vital de desarrollo.
b) Disponible para todas las personas, a partir de sus cultivos, recursos naturales y económicos para accesar a ella.
c) El acceso es físico y económico, que incluye a todas las personas, particularmente niños, niñas, personas enfermas, de la tercera edad, etc.

Esto incluye además el derecho a estar protegido contra el hambre.  En el caso de Guatemala, donde la mayoría de la población es campesina e indígena, el derecho a la alimentación, para ser efectivo, se vincula a:

- Una política de Desarrollo Rural Integral, que promueva la sostenibilidad de la producción de las familias campesinas.
- Políticas de Estado focalizadas a la población más necesitada, en particular al combate de la desnutrición de madres, niños, niñas y personas vulnerables.
- Políticas integrales de salud, educación, acceso a agua potable y desarrollo humano.
-
Esto implica además condiciones de equidad entre los géneros y pertinencia cultural.

El IDR promueve el ejercicio de este derecho y propugna por un modelo de desarrollo, donde las familias impulsen su sostenibilidad y soberanía alimentaria, desde el buen vivir.

lunes, 5 de noviembre de 2012


EL CONCEPTO DEL BUEN VIVIR COMUNITARIO:

Por Carmen Reina, Directora del IDR

La idea de tener un buen vivir ha estado presente en todas las culturas de la humanidad.  Este concepto difiere del modelo consumista que considera que “vivir bien” es acumular bienes materiales y riqueza, con un enfoque de buscar la satisfacción inmediata.  El paradigma del Buen Vivir, se retoma del “Sumak Kawsay” de origen quechua, que apela al concepto de una forma de vida diferente, que recupera las maneras comunitarias con armonía entre el ser humano y la naturaleza; pero además, los procesos plurales y democráticos del desarrollo.

El modelo de Buen Vivir se presenta como alternativa al “vivir mejor” dentro de la Cultura Occidental.  Es superar el enfoque individualista y economicista y transitar hacia una visión en armonía con las culturas, el cosmos, la naturaleza y los derechos de todos y todas. Es un enfoque basado en los derechos humanos, pero también de la madre tierra, en el cual las personas, hombres y principalmente, las mujeres retoman su papel fundamental en el cuidado de la vida, en la producción y reproducción, en condiciones de equidad.

El paradigma del Buen Vivir implica también un “Buen Convivir”, que plantea la reestructuración de las relaciones desiguales entre los géneros, entre las culturas, pueblos; o bien, dentro de las diferentes generaciones de personas.  Dentro de cada comunidad, esto significa recuperar valores ancestrales, resignificar otros e incorporar nuevas formas de vivir y de con-vivir.

En la Conferencia de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra se planteó “la búsqueda de un nuevo paradigma civilizatorio –justo, sostenible, planetario- está en juego una relación totalmente renovada, sea con el planeta y sus recursos naturales, sea con los seres vivos en general y con las personas en particular… No se trata de luchar por alcanzar el patrón de vida de los países centrales o de las élites….para mantener este patrón, millones de personas acaban siendo sistemáticamente excluidas.

Una perspectiva de la visión utópica del Buen Vivir la otorga Leonardo Boff, cuando señala que “el buen vivir apunta a una ética de lo suficiente para toda la comunidad y no solamente para el individuo.  El “buen vivir” supone una visión integradora del ser humano…inmerso en una gran comunidad terrenal, que incluye además del ser humano, el aire, agua, los suelos, montañas, los árboles y los animales…es estar en profunda comunión con la Pachamama, la Tierra…la preocupación central no es acumular.  Además, la Madre Tierra nos proporciona todo lo que necesitamos…el “buen vivir” nos convida a no consumir más de lo que el ecosistema puede soportar, a evitar la producción de residuos que no podemos absorber con seguridad y nos incita a reutilizar y reciclar todo …no habrá escasez

En el caso del Buen Vivir Comunitario, se habla de integrar un modelo que impulse la vida, la seguridad y soberanía alimentaria desde las mismas comunidades, donde las y los campesinos, población comunitaria, con participación equitativa de hombres y mujeres puedan  integrar desde sus esfuerzos y sus capacidades un sistema sostenible para la vida.



martes, 16 de octubre de 2012


16 DE OCTUBRE, DÍA INTERNACIONAL POR EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN.

Carmen Reina, Directora del IDR

“Allí donde persisten el hambre y la malnutrición no puede haber justicia ni seguridad. ”Un mundo justo es aquel en el que toda mujer y todo hombre – toda niña y todo niño – pueden vivir con dignidad y no necesitan preguntarse como conseguirán su próxima comida.” Declaración de Louise Arbour, quien fuera Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, en ocasión del Día Mundial de la Alimentación de 2007

El 16 de octubre se celebra el Día Internacional por el Derecho a la Alimentación, designado desde 1979 por la FAO para sensibilizar al Mundo sobre la problemática del hambre en el Mundo, sus causas y efectos.  En el caso de Guatemala, es la misma fecha en la cual una mujer de 38 años de Jocotán se suicidó a causa de la incapacidad de encontrar alimentos para ella misma y su hija.  Es reconocido que esta zona del país, que corresponde al denominado “corredor seco” es una de las más afectadas por la sequía, la pérdida de cosechas y la carencia de políticas públicas que garanticen a la población la posibilidad de proveerse su propio alimento.

Según familiares , García padecía una fuerte depresión. "Mi hermana perdió su cosecha y nos había dicho que prefería la muerte a seguir viviendo con hambre", expresó con dolor una hermana de la fallecida que no quizo identificarse.
Myra Campos, vecina, señaló: "Nos ha conmovido este caso, pues María se quitó la vida por no tener que comer". (Prensa Libre: 14-10-2012)

La paradoja más grande de Guatemala es ser uno de los países más ricos en biodiversidad y en bienes y recursos naturales; sin embargo, es también uno de los países que afronta el hambre y la desnutrición de manera más cruenta.  La mitad de la niñez y juventud, especialmente rural e indígena está desnutrida en el país. 

Esta situación que ya ha sido denunciada es originada por varios fenómenos, en particular, por un modelo de desarrollo que no permite armonizarse con procesos sustentables para la vida misma:

- Modelo de desarrollo económico centrado en la industria extractivista y el impulso de megaproyectos, que desplaza a población pobre e indígena de tierras adecuadas para el cultivo de alimentos.
- El impulso de megacultivos de caña, palma y otros, que además se auna a prácticas violentas de compra y despojo del campesinado de tierras para cultivar.
- Carencia de políticas públicas coherentes que garanticen condiciones para el desarrollo rural.  
- La alta concentración de la tierra, la ausencia de mecanismos que democraticen su acceso y de un modelo de desarrollo rural integral que viabilice el desarrollo en el campo.
- El racismo y discriminación sobre los pueblos indígenas
- Procesos y políticas patriarcales que excluyen a las mujeres del acceso a la producción de alimentos y la tierra para el cultivo. 
- El impulso de la industria trasnacional transgénica y la comercialización de los alimentos por empresas que concentran la producción y distribución de abonos químicos, fertilizantes que desgastan los suelos.
- Las políticas públicas que ha impulsado el Estado en este sentido han sido poco eficaces, clientelares, asistencialistas y no responden a las prioridades de la población.

En este sentido, el IDR, como parte de las Campañas de organizaciones que luchan por el derecho a la alimentación: la Campaña Guatemala Sin Hambre y Vamos al Grano, patentiza su compromiso por impulsar procesos de seguridad y soberanía alimentaria, donde la población sea sujeta de su desarrollo y el centro del desarrollo rural sea la economía campesina.  Impulsamos procesos de seguridad y soberanía alimentaria y acompañamos las luchas de la población para empoderarse de su propio desarrollo, con vigencia de sus derechos culturales.

Hacemos un llamado al Estado de Guatemala para que impulse con eficacia las políticas de seguridad alimentaria y que la legislación en esta materia sea efectiva.  No queremos más muertes por hambre, ni más niñez que no pueda crecer con nutrición. 



martes, 25 de septiembre de 2012


LA ADAPTACIÓN AL CAMBIO CLIMÁTICO REQUIERE PROFUNDAS TRANSFORMACIONES ESTRUCTURALES.

Por: Carmen Reina, directora del IDR

Guatemala, a pesar de ser un país con gran diversidad biológica natural, es uno de los más vulnerables ante los efectos del cambio climático.  Esto es causado por la acción humana y la carencia de políticas públicas efectivas que pongan freno a este proceso de degradación ambiental y social.

Una de las principales preocupaciones durante el 2012 ha sido el recrudecimiento de la sequía en el llamado “corredor seco”, que abarca zonas en proceso de desertificación que van desde el sur de Baja Verapaz, hasta Chiquimula, en la frontera con Honduras.  El impacto más grave se sufrió ya con el incremento de casos de desnutrición aguda y crónica de infantes, el aumento generalizado de los precios de los granos básicos para alimentación y la pérdida de cultivos por las faltas de lluvias, además de la entrega tardía de fertilizantes.

El más reciente Perfil Ambiental publicado en Guatemala (2006)  señala algunas de las causas principales de este fenómeno:

- El 25% de las tierras de vocación forestal se utiliza para cultivos
tradicionales, a la par de que el 63.9% del territorio nacional
presenta un nivel alto de degradación.
- Los bosques continúan desapareciendo. En los últimos 50 años se
perdió casi el 69% de los bosques y la cobertura forestal se
pierde a razón de 73,000 hectáreas por año.
- Como mínimo, el 18% de la totalidad de especies de vida
silvestre identificadas en el país se encuentra amenazada por
destrucción de tierras y bosques, y por explotación intensiva.
- La distribución del recurso hídrico es irregular con respecto al
consumo y las fuentes de agua presentan una contaminación
generalizada.
- El 80% de los desechos sólidos recolectados se depositan a cielo
abierto.
- Guatemala es cada vez más vulnerable a los fenómenos
ambientales y a la variabilidad climática.

Guatemala supuestamente cuenta con una Política Nacional de Cambio Climático y un Plan de Conservación de las Regiones Secas de Guatemala, a cargo del Consejo Nacional de Áreas Protegidas; los departamentos con mayor extensión total de sistemas ecológicos secos son El Progreso, Zacapa, Chiquimula, Jutiapa y Baja Verapaz.  A pesar de lo anterior, los esfuerzos públicos son insuficientes e insostenibles para paliar el proceso creciente de desertificación y de inseguridad alimentaria.  Esto aplica en los retos para hacer reales políticas de recuperación de suelos y de combate decidido al hambre.

La intervención de los distintos actores de sociedad civil y Estado deberán implementar las medias que garanticen la seguridad alimentaria, la mitigación de la pobreza rural y el hambre, acciones que ayudarán significativamente  a construir la resistencia a los problemas ambientales nacionales.

El IDR es parte de dos campañas nacionales que promueven e inciden por la vigencia del Derecho Humano a la Alimentación y buscan que la violación a los mismos sean justiciables.  Así, las campañas de Guatemala Sin Hambre y Vamos al Grano –CRECE- realizan esta labor.

Debemos hacernos responsables de que estas tragedias humanitarias, que principalmente afectan a niños y niñas no continúen.   No podemos permanecer insensibles cuando 5 de cada 100 mujeres en Chiquimula deben caminar hasta dos horas para conseguir una cubeta de agua para sostener sus pequeñas hortalizas y para el saneamiento, según estimaciones del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).

De ahí, que buscamos impulsar procesos de atención integral y de prevención de este desastre, para promover una vida digna para las comunidades. Esto requiere una intervención decidida desde el Estado, que frene las acciones que vulneran al ambiente y vida de las comunidades y transformen el modelo de desarrollo de Guatemala hacia un proceso más armónico con la Naturaleza y la vida.

lunes, 17 de septiembre de 2012

LOS RETOS DEL DESARROLLO RURAL


LOS RETOS DEL DESARROLLO RURAL:

Carmen Reina, Directora del IDR.

La problemática rural, la necesidad de transformaciones en el agro y de cambiar el régimen de propiedad sobre la tierra han sido aspectos suficientemente abordados por las Ciencias Sociales y el movimiento campesino en Guatemala.  En el presente año, en el mes de abril, una marcha campesina caminó por 9 días desde Alta Verapaz hasta la Ciudad Capital y colocó en agenda pública el debate de resolver los problemas del desarrollo rural.  Las demandas abordaba temas históricos, estructurales, como de más reciente complejidad: la condonación de la deuda agraria, particularmente  la Chortí, moratoria a concesiones mineras, la aprobación de la ley de Desarrollo Rural, cese de desalojos y aplicación de las medidas cautelares y solución a la problemática generada por desalojos y el Ingenio Chawil Utzaj en el Polochic, entre otros.  Además, impulsar políticas que impulsen el desarrollo rural y atiendan la problemática campesina de manera urgente.
La problemática de la tierra es fundamental en Guatemala, uno de los países de América Latina donde mayor concentración de la tierra se presenta. Según datos del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación MAGA, el 96% de los productores solamente trabajan el 20% de la tierra y viven en condiciones de infrasubsistencia y subsistencia, mientras el 0.2% de los productores poseen el 70% de la tierra, la cual usan para la producción de agroexportación. 
Esta realidad persiste desde el modelo colonial, en el cual luego del despojo campesino con la invasión española,  se configuró la dualidad del modelo rural latifundio/minifundio, que en la Reforma Liberal, como modelo de acumulación originaria de Capital, permitió enlazar a Guatemala a la agroexportación cafetalera.   Así la economía guatemalteca se vinculó al mercado internacional, en el marco de reproducción de relaciones sociales y salariales no capitalistas, sino cuasi serviles.
En la historia nacional se registra la Reforma Agraria arbencista como el único intento de ruptura del modelo concentrador de la tierra para la agroexportación.  Al ser truncado este esfuerzo en la contrarevolución de 1954 fue el caldo de cultivo para las luchas campesinas que se vincularon al movimiento revolucionario y que alimentaron la lucha guerrillera de 30 años en Guatemala.  Al firmarse la Paz, incluso, un tema nodal abordado en los Acuerdos fue el de la Situación Agraria, considerando que la pobreza y exclusión de la población campesina fue una de las causas centrales del Conflicto Armado Interno.
De ahí en adelante se impulsaron una serie de modelos, instituciones y políticas en función de atender la problemática rural, con magros resultados.  Las organizaciones campesinas mantienen luchas y demandas porque el Estado responda con políticas públicas hacia la pobreza, falta de tierras para cultivo, empleos, carencia de asistencia técnica, insumos, mercado para productos, entre otras.  El modelo exportador, luego de la crisis internacional de precio del café, tornó a la diversificación de cultivos.  Los agroexportadores se cifraron en ampliar la producción de caña, palma africana, frutas, vegetales y otros cultivos no tradicionales, aunque el café no pierde su peso en la economía nacional.
Además de lo anterior, se profundiza y amplía otro modelo que afecta las tierras y territorios campesinos e indígenas: la exploración de petróleo, minería, construcción de hidroeléctricas e infraestructura con presencia de empresas trasnacionales.  La industria extractiva inicia otra fase de reconcentración de las tierras que otrora eran desechadas por los cultivos tradicionales de exportación.  El campesinado sufre otra etapa de despojo y pierde opciones, sin políticas claras de compensación, para la producción de alimentos para su consumo, además de los vínculos identitarios sobre la tierra para las comunidades indígenas. 

Algo valioso y sustantivo ha sido que tanto la iniciativa de Ley de Desarrollo Rural, como la Política de Desarrollo Rural, aprobada en el año 2009 y el lanzamiento en la presente administración del Plan para activar y adecuar La Política Nacional de Desarrollo Rural Integral, todas estas ubican como sujeto priorizado a la economía campesina.  Esta se concibe como “el conjunto sistemático de estrategias y actividades que la familia y la comunidad rural desarrollan para lograr satisfacer sus necesidades vitales materiales y espirituales, en función de alcanzar una vida digna, en armonía con el territorio y el ambiente con los que conviven; siendo tres de sus características fundamentales: el trabajo familiar, la producción de sus propios alimentos y el rol central de la mujer en la reproducción y fortalecimiento del sistema.  La economía campesina es poli-activa y sus expresiones varían de región en región, determinadas por los elementos socioculturales y por los factores físicos del entorno.  Es una economía dinámica en las relaciones y vínculos con el mercado, las instituciones públicas y entre comunidades” 

Se espera que las políticas públicas actuales, tanto en desarrollo rural, como en seguridad alimentaria respondan a este desafío planteado, en el cual el centro del desarrollo son las familias campesinas y su proceso de reproducción del alimento y de la vida.