sábado, 15 de octubre de 2011

Los sistemas alimentarios

Los sistemas alimentarios


Por: Elmer López Rodríguez
Director IDR
Guatemala, 14 de Octubre de 2011

Michael Bomford , especialista de la Universidad del Estado de Kentucky escribió un artículo que me pareció interesante por su enfoque en el tema del sistema alimentario de los Estados Unidos y su relación con el carbón. Aquí presentó las ideas de Bomford como base para plantear lo que en Guatemala deberíamos de hacer.

Las plantas usan la energía del sol para transformar el dióxido de carbono en cadenas orgánicas de carbono ricas en energía y como subproducto liberan el oxigeno el cual después de millones de años de acumulación, ha hecho posible la vida en nuestro planeta tal como hoy la conocemos. La fotosíntesis es la responsable de esta fabricación de energía y también de los grandes depósitos de carbón en forma de petróleo que hace millones de años fueron bosques y dinosaurios. Los alimentos, producto original de la fotosíntesis, son el combustible del ser humano: cadenas de carbón cargadas de energía que nos dan la vida diaria.

Cuando el ser humano inició su carrera civilizatoria, los alimentos se tomaban de la naturaleza sin ningún otro valor agregado más que el esfuerzo por recolectarlo o cazarlo y comerlo. Los sistemas alimentarios dependían de lo que la naturaleza podía proveer.

Según Bomford, en la actualidad, el sistema alimentario de los Estados Unidos es dependiente de los combustibles fósiles y por cada 100 barriles de combustibles fósiles que utiliza, 10 son usados para los insumos en la granja productora tales como combustibles, fertilizantes, pesticidas y maquinaria; 10 para el proceso productivo de los alimentos en la granja; 10 para el transporte de los alimentos del punto de la producción al punto de consumo; 40 para el proceso, empaque y venta de los alimentos; 30 para hacer funcionar las refris donde se guardan los alimentos, estufas para cocinar y otros aparatos usados en la cocina para preparar alimentos. En conclusión, el 80% de la energía fósil usada para que el alimento sea producido y llegue a las mesas, es usada después de que los alimentos salen de la granja productora.

En una sociedad como la guatemalteca tenemos al menos dos sistemas alimentarios. El de los campesinos, que se acerca a una producción sostenible, poco dependiente de los combustibles fósiles; por otro lado el sistema alimentario de las ciudades, que se parece a la de los Estados Unidos.

Para entender cómo llegamos hasta este nivel de dependencia, daremos un repaso a las etapas de la sociedad relacionadas con el carbón. Las civilizaciones han encontrado acumulaciones de carbón, el cual ha sido usado para dar los saltos cualitativos de la humanidad a lo largo de su historia. Se pueden contabilizar cuatro revoluciones humanas totalmente vinculadas con el uso del carbón.

La primera gran revolución tiene que ver con la agricultura y el aumento de las cosechas usando la expansión de tierras. Aquí lo que funciona es la relación Carbono-Nitrógeno del suelo. Cuando esta relación, y en general el ciclo biogeoquímico se pierde, es necesario buscar otros suelos. Con la llegada de la urea y demás fertilizantes, este equilibrio se complementó con este químico para dar lugar a una nueva revolución. La relación carbono nitrógeno de los suelos pasó a un segundo plano y la calidad de los suelos se pierde sin importar las consecuencias.

La segunda revolución se logró con el uso del carbón proveniente de los bosques en forma de leña, madera para la construcción, y como fibra para la producción de papel. La pérdida de los bosques sigue siendo un flagelo para el planeta.

La tercera revolución del carbón llegó cuando se descubrió el uso del carbón mineral y el advenimiento de la máquina de vapor que creó la revolución industrial a finales del siglo XVIII. La revolución industrial aceleró la destrucción de los recursos naturales como los bosques porque servían para la producción de madera y de pulpa para la gran demanda de papel por la invención de la imprenta. El carbón sigue jugando un papel importante pero no tanto como el petróleo que lo ha desplazado en la era postmoderna.

La cuarta revolución inicio con el descubrimiento del petróleo y los motores de combustión interna. El petróleo como fuente de carbón, cambió a la humanidad al convertir todo, principalmente los sistemas alimentarios en dependientes de esta energía.

Hasta hoy ya no hay otro depósito de carbón reconocido y los últimos depósitos de petróleo y carbón mineral actualmente descubiertos no podrán sostener el ritmo de uso por más de 50 años.

Así que estamos a unos pocos años de iniciar el ciclo de declinación de la cuarta revolución y no hay indicios de una nueva revolución con nuevas reservas. La sociedad post carbón, como le llaman algunos es una mezcla de tecnologías que llevarán a usar de mejor manera el carbón aún remanente en los suelos y los bosques. Los territorios que aun tengan estos recursos estarán mejor preparados para el futuro.

Cuando hablamos de la sociedad post carbón, nuestra mente piensa automáticamente en los vehículos y qué pasará para movernos en un mundo sin carbón fósil disponible. La realidad es que los sistemas alimentarios también colapsarán y eso es hoy muy claro al ver como los precios de los alimentos se comportan siguiendo los precios del petróleo. ¿Qué pasará con los sistemas alimentarios globales en la transición para llegar a la sociedad post carbón?

En Guatemala, las tecnologías más usadas para la producción de alimentos son los fertilizantes, los pesticidas y el riego. El suelo no es tomado en cuenta como insumo fundamental y la pérdida ha ocasionado que el 31% de todo el territorio este degradado por la erosión, que está causando también desertización. Estos suelos deben recuperarse y la única manera es con la agroecología.

Una sociedad post carbón necesita de los suelos y de los bosques para su desarrollo y esto solo se logrará si hoy conservamos lo más valioso: nuestros suelos agrícolas y los bosques. Los suelos agrícolas pueden recuperarse con la conservación y manejo de los suelos, principalmente de los suelos de laderas.

La conservación de suelos es una infraestructura de interés público en tierras privadas. Un suelo conservado no irá a parar como sedimento a los embalses de las hidroeléctricas, o a los ríos, lagos o finalmente al mar. Esto hace que el beneficio final sea público. Pero a nivel privado, un suelo agrícola es la base para la producción sostenible. Junto a otros elementos como la mejora de semillas y el riego, la producción agrícola puede ser más productiva y estaremos mejor preparados para la gran interfase de la producción post carbón, en donde los precios de los alimentos se tornaran en una gran ventaja para los que puedan producirlos a bajos costos, es decir, sin el carbón fósil. Para una sociedad dependiente del carbón del petróleo, los precios altos serán una amenaza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario