lunes, 25 de junio de 2012


El Desarrollo Rural y las Mujeres en Guatemala, retos y desafíos:

Por Carmen Reina, directora del IDR.

El modelo de distribución agraria en Guatemala es concentrador. La alta concentración de tenencia de tierra en Guatemala (1.86% de la población tienen 56.59% de la tierra cultivable) tiene tanto una dimensión racista y patriarcal. Cuando se habla de Patriarcado, hablamos de un modelo que coloca a la idea y figura de un hombre mayor que impone su poder sobre seres humanos que se consideran inferores: mujeres, niñez y juventud y hombres que sean menos fuertes.

El Patriarcado se suma al Capitalismo Neoliberal y al Racismo como formas de opresión  sobre las mujeres en la actualidad.

Solo 23.6% de los propietari@s de la tierra son indígenas y en total solo 6.5% son mujeres
(PNUD, 2002:10).  Es destacable que 80% de las mujeres indígenas están relacionadas de diversas maneras a la cuestión de la tierra o la agricultura

La exclusión de las mujeres a la propiedad de la tierra, de acceso a créditos e insumos para producir son  una forma de violencia económica y patrimonial, incluso reconocida en la Ley contra el Femicidio y otras formas de violencia contra la mujer.

El despojo de territorios por los megaproyectos son nuevas formas de violencia contra la vida, cuerpos y territorios de las mujeres, que el Estado y empresas trasnacionales impulsan.

Dificultades del Acceso a la Tierra para Mujeres:

PATRIARCADO CULTURAL: se considera que las mujeres son apéndice de hombres(marido, padres, hermanos, hijos) y no necesitan la propiedad de la tierra. No se consideran a las mujeres como sujetas de derecho de propiedad agraria.
EL MERCADO: Desde la firma de la Paz, los mecanismos de acceso a tierras se fueron hacia el mercado y son desiguales y excluyentes para las mujeres (créditos, asesoría técnica, propiedad, capacidad de pago, etc.)
En COOPERATIVAS se previlegia la figura del JEFE DE FAMILIA.
La copropiedad ha sido excluyente en la práctica: en Ley y Reg. Fondo de Tierras se reconoce, pero mujer debe probar que es campesina y muchas veces la forzan a firmar y los hombres venden.


En el contexto anterior, mujeres rurales y campesinas se han planteado trascender desde la demanda de la copropiedad, hasta la propiedad directa para las mujeres (Alianza de Mujeres Rurales).

De igual manera, esperan que a partir de la aplicación de la Política de Desarrollo Rural, ya vigente, se impulsen mecanismos concretos para las mujeres y no sólo para el jefe de hogar como propietario de tierra.  No se visualizan las madres solas jefas de hogar, ante la migración de hombres, madres solteras, viudas, mujeres solteras, etc.

Además han propuesto que el Estado busque proveer y facilitar el acceso a propiedad de tierras, de manera individual o colectiva para las mujeres campesinas. Esto se vincula al derecho a la alimentación, a sus derechos económicos, sociales y culturales.

Tal como señalan: “Para nosotras defender el territorio, significa defender la vida.
Vamos hacia el  vivir en armonía, desde nuestra propia concepción del mundo, consideramos que Somos un TODO coexistiendo en un TODO.”