lunes, 12 de noviembre de 2012


LA ALIMENTACIÓN ES UN DERECHO:

- Carmen Reina, Directora del IDR-

Cuando se observa la situación de Guatemala, en términos de la desigualdad, de los retos de los desafíos a los que la mitad de la población infantil se enfrenta, con desnutrición crónica, pensamos, ¿A qué nos referimos con el tema de la alimentación?  Bien, pues resulta que el alimento no debe ser enfocado como un privilegio, o una condición que dependa de las capacidades económicas de las personas.  La alimentación es un derecho humano, pues de esta es indispensable para la vida.

De acuerdo al Relator especial de Naciones Unidas sobre el derecho a la alimentación, este es “el derecho a tener acceso de manera regular, permanente y libre, sea directa, mediante compra en dinero, a una alimentación cuantitativa y cualitativamente adecuada y suficiente que corresponda a las tradiciones culturales de la población a la que pertenece el consumidor y que garantice una vida psíquica y física, individual y colectiva, libre de angustias, satisfactoria y digna”

En el sentido anterior, el derecho a la alimentación vincula tres elementos:

a) Ser adecuada y suficiente, en calidad, con equilibrio nutricional par satisfacer las necesidades fisiológicas humanas en su etapa vital de desarrollo.
b) Disponible para todas las personas, a partir de sus cultivos, recursos naturales y económicos para accesar a ella.
c) El acceso es físico y económico, que incluye a todas las personas, particularmente niños, niñas, personas enfermas, de la tercera edad, etc.

Esto incluye además el derecho a estar protegido contra el hambre.  En el caso de Guatemala, donde la mayoría de la población es campesina e indígena, el derecho a la alimentación, para ser efectivo, se vincula a:

- Una política de Desarrollo Rural Integral, que promueva la sostenibilidad de la producción de las familias campesinas.
- Políticas de Estado focalizadas a la población más necesitada, en particular al combate de la desnutrición de madres, niños, niñas y personas vulnerables.
- Políticas integrales de salud, educación, acceso a agua potable y desarrollo humano.
-
Esto implica además condiciones de equidad entre los géneros y pertinencia cultural.

El IDR promueve el ejercicio de este derecho y propugna por un modelo de desarrollo, donde las familias impulsen su sostenibilidad y soberanía alimentaria, desde el buen vivir.

lunes, 5 de noviembre de 2012


EL CONCEPTO DEL BUEN VIVIR COMUNITARIO:

Por Carmen Reina, Directora del IDR

La idea de tener un buen vivir ha estado presente en todas las culturas de la humanidad.  Este concepto difiere del modelo consumista que considera que “vivir bien” es acumular bienes materiales y riqueza, con un enfoque de buscar la satisfacción inmediata.  El paradigma del Buen Vivir, se retoma del “Sumak Kawsay” de origen quechua, que apela al concepto de una forma de vida diferente, que recupera las maneras comunitarias con armonía entre el ser humano y la naturaleza; pero además, los procesos plurales y democráticos del desarrollo.

El modelo de Buen Vivir se presenta como alternativa al “vivir mejor” dentro de la Cultura Occidental.  Es superar el enfoque individualista y economicista y transitar hacia una visión en armonía con las culturas, el cosmos, la naturaleza y los derechos de todos y todas. Es un enfoque basado en los derechos humanos, pero también de la madre tierra, en el cual las personas, hombres y principalmente, las mujeres retoman su papel fundamental en el cuidado de la vida, en la producción y reproducción, en condiciones de equidad.

El paradigma del Buen Vivir implica también un “Buen Convivir”, que plantea la reestructuración de las relaciones desiguales entre los géneros, entre las culturas, pueblos; o bien, dentro de las diferentes generaciones de personas.  Dentro de cada comunidad, esto significa recuperar valores ancestrales, resignificar otros e incorporar nuevas formas de vivir y de con-vivir.

En la Conferencia de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra se planteó “la búsqueda de un nuevo paradigma civilizatorio –justo, sostenible, planetario- está en juego una relación totalmente renovada, sea con el planeta y sus recursos naturales, sea con los seres vivos en general y con las personas en particular… No se trata de luchar por alcanzar el patrón de vida de los países centrales o de las élites….para mantener este patrón, millones de personas acaban siendo sistemáticamente excluidas.

Una perspectiva de la visión utópica del Buen Vivir la otorga Leonardo Boff, cuando señala que “el buen vivir apunta a una ética de lo suficiente para toda la comunidad y no solamente para el individuo.  El “buen vivir” supone una visión integradora del ser humano…inmerso en una gran comunidad terrenal, que incluye además del ser humano, el aire, agua, los suelos, montañas, los árboles y los animales…es estar en profunda comunión con la Pachamama, la Tierra…la preocupación central no es acumular.  Además, la Madre Tierra nos proporciona todo lo que necesitamos…el “buen vivir” nos convida a no consumir más de lo que el ecosistema puede soportar, a evitar la producción de residuos que no podemos absorber con seguridad y nos incita a reutilizar y reciclar todo …no habrá escasez

En el caso del Buen Vivir Comunitario, se habla de integrar un modelo que impulse la vida, la seguridad y soberanía alimentaria desde las mismas comunidades, donde las y los campesinos, población comunitaria, con participación equitativa de hombres y mujeres puedan  integrar desde sus esfuerzos y sus capacidades un sistema sostenible para la vida.